El patrimonio cultural es un significante. Vive de lo que significa , del valor o importancia que se le atribuye, de la forma en que afecta a las personas.
Depende por lo tanto esencialmente de las personas. Es un hecho cultural.
La cultura abarca, comprende, todo el ámbito de lo humano. Lo mismo ocurre con el patrimonio cultural que es la cultura transmitida, decantada.
El mundo tecnológico, globalizado ha descubierto al patrimonio cultural como un elemento de identificación local, creador de identidad. “Esto es lo mío. Lo que mi pueblo, mi cultura local ha hecho, está haciendo”
El descubrimiento del patrimonio cultural como un elemento de identidad local, nacional, regional ha traído consigo el descubrimiento paralelo de su fragilidad. Porque está sujeto a la indiferencia, el descuido, la ignorancia y a todas las formas de la violencia moderna , entre las que sobresale la violación de su integridad.
De las consideraciones anteriores se desprende que es de la esencia del patrimonio cultural ser frágil, vivir en riesgo.
Por eso nuestra Corporación ha tomado sobre sí como tarea prioritaria, rescatar al patrimonio en riesgo, dando a conocer al público las muestras materiales e inmateriales de su deterioro.
A fin de crear conciencia de la herencia que estamos perdiendo y de lo que ello significa para un país pequeño como el nuestro, que intenta no obstante, hacer un aporte a la cultura de América Latina, poblada por hermano diferentes.
Para muestra material intentamos presentar una serie de cuadros.
Pero hay una herencia inmaterial conformada por valores que también están en riesgo, porque no están siendo heredados por valores equivalentes a la nueva cultura que está naciendo, sino que simplemente están siendo relegados al desván de la indiferencia sin que nada los reemplace en tanto que valores propios del ser humano.
Estamos entrando en una era del a-valor, de anomia.
El modesto aporte de nuestra Corporación a esta tarea de reconocimiento y rescate de valores se está dando, en una primera instancia, a través de charlas que expongan lo que las zonas rurales chilenas donde aún estos valores priman pueden mostrarnos como herencia y propósitos de futuro.
El patrimonio en riesgo es todo aquel que no somos capaces de amar con la sensibilidad propia del amor que siempre reconoce lo suyo: Aquel a quien da. Aquel de quien recibe.
“Doy por recibido todo lo que he dado
Y por encontrado todo lo perdido”
Marta Cruz-Coke Madrid
Expresidenta
Corporación de Amigos del Patrimonio Religioso y Cultural de Chile